Las nuevas tecnologías:¿Un foco de adicción?

Por Claudia Sánchez de León/30 octubre 2023

 Las nuevas tecnologías como forma de vida

En los últimos años, la evolución de las nuevas tecnologías ha tenido un impacto significativo en nuestra conducta y hábitos diarios. En la actualidad, vivimos en un mundo globalizado y altamente dependiente de las nuevas tecnologías, las cuales ofrecen herramientas que influyen en nuestra educación, en la formación de perspectivas, en la sociabilidad y en la conectividad, entre otros aspectos. Las nuevas tecnologías ya no son simples complementos o herramientas, sino una parte intrínseca de la vida cotidiana. De hecho, es común escuchar a las personas decir frases como "me he quedado sin batería" como si fuera su propio cuerpo el que se queda sin energía cuando su dispositivo móvil se apaga.

En resumen, las nuevas tecnologías han dado forma a una de las experiencias humanas más complejas, generando una necesidad constante de intercambio, transmisión e interacción.

 

¿Adicción o uso problemático?

 

En los últimos tiempos, se ha hablado mucho sobre la adicción a las nuevas tecnologías, internet y las redes sociales. Sin embargo, existe una gran controversia sobre si la adicción a internet puede considerarse una adicción en el mismo sentido que el abuso de sustancias o las adicciones comportamentales. Es importante destacar que, hasta la fecha, la adicción a internet o a las nuevas tecnologías no ha sido incluida en el DSM-V (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales). A pesar de que existen pruebas psicométricas que miden una posible adicción a internet y las redes sociales, estas aún muestran sesgos y diferencias en comparación con otras pruebas aplicadas.

 Diversas investigaciones utilizan términos como adicción, uso problemático, uso excesivo o uso frecuente para describir este fenómeno, lo que resalta la complejidad de su definición. En este artículo, nos centraremos en el concepto de "uso problemático".

 

¿Qué es el uso problemático de las nuevas tecnologías?

 

Autores como Franchina V. et al. (2018) postulan que el término "uso problemático" se refiere a una forma excesiva y poco saludable de utilizar las nuevas tecnologías, caracterizada por la falta de control sobre el comportamiento y un uso continuo y frecuente de las mismas. Sin embargo, medir el "uso problemático" resulta complicado, lo que subraya la importancia de identificar variables específicas que permitan una medición confiable y válida.

 Para considerar a alguien como usuario problemático de internet, es esencial tener en cuenta tres factores clave:

 -Disponibilidad: Cuanto más inmediato, accesible y fácil sea el uso de las tecnologías, mayor será la probabilidad de utilizarlas en exceso.

-Uso cuantitativo o frecuencia: Cuántas veces y cuánto tiempo se dedica a las tecnologías.

-Uso cualitativo: Cómo se utilizan las nuevas tecnologías. ¿El uso es pasivo (observar) o activo (participar)? ¿Se utilizan múltiples herramientas y redes sociales a la vez? ¿Se integran las tecnologías de manera apropiada en la vida cotidiana?

Aunque existen herramientas psicométricas que intentan medir el uso problemático, se centran en tecnologías específicas como las redes sociales o internet. No obstante, aún se requiere una mayor investigación para comprender completamente este fenómeno, ya que los resultados pueden variar considerablemente según las herramientas utilizadas y la percepción subjetiva de los individuos.

 

¿Cuáles son las áreas de enfoque del uso problemático?

 

El uso problemático de las nuevas tecnologías puede manifestarse en varias áreas:

 Sobreinformación: La accesibilidad inmediata a una gran cantidad de información puede generar una compulsión por estar siempre informado, así como la necesidad de compartir constantemente eventos personales o noticias. Esto puede llevar a una dependencia de la red y al fenómeno conocido como FOMO (Fear of Missing Out, en inglés), que merece una discusión detallada en otro artículo.

 Cibersexo y pornografía: La facilidad de acceso al contenido para adultos y su inmediatez han llevado a un aumento en el consumo excesivo de este tipo de contenido, con datos alarmantes como que una de cada ocho páginas web está relacionada con la pornografía y que el 25% de las búsquedas en Google a nivel mundial están relacionadas con este tema.

 Relaciones sociales: El uso problemático puede fomentarse en personas con tendencias introvertidas, en personas que evitan establecer relaciones cara a cara o en personas que quieren estar constantemente en contacto. Esto se traduce en un uso excesivo de plataformas de chat, redes sociales y medios que permiten la interacción en tiempo real.

 Ludopatía en línea: El auge de los juegos de azar en línea y la facilidad de acceso a estos juegos ha llevado a la proliferación del "Internet Gaming Disorder," un trastorno propuesto en el DSM-5 que describe un patrón de juego en línea excesivo y problemático.

 Compras compulsivas: El comercio en línea ha experimentado un aumento significativo en los últimos años. Aproximadamente un 6% de la población sufre de compra compulsiva, un porcentaje que se eleva al 30% en jóvenes y adolescentes. Factores como la ansiedad, la publicidad y los algoritmos de las redes sociales pueden impulsar esta conducta adictiva.

 

¿Cómo saber si tenemos un uso problemático de las nuevas tecnologías?

 

Para determinar si estamos haciendo un uso problemático de las nuevas tecnologías, podemos utilizar el modelo de preguntas propuesto por Petry et al. (2014), que, aunque originalmente se aplica a los videojuegos, puede adaptarse a cualquier tipo de tecnología (móviles, redes sociales, videojuegos, pornografía, etc.):

 

1)     ¿Pasamos mucho tiempo pensando en estas tecnologías incluso cuando no las estamos utilizando o planeando cuándo usarlas a continuación? (preocupación)

 

2)     ¿Sentimos inquietud, irritabilidad, enojo o ansiedad cuando intentamos reducir o dejar de usarlas, o cuando no podemos acceder a ellas? (retirada)

 

3)     ¿Necesitamos utilizarlas durante más tiempo o buscar experiencias más emocionantes para obtener la misma satisfacción que solíamos sentir? (tolerancia)

 

4)     ¿Creemos que deberíamos utilizarlas menos, pero no logramos reducir el tiempo que les dedicamos? (intentos fallidos de detener o reducir)

 

5)     ¿Hemos perdido interés o reducido nuestra participación en otras actividades recreativas debido al uso excesivo de estas tecnologías? (pérdida de interés en otras actividades)

 

6)     ¿Continuamos utilizándolas a pesar de ser conscientes de las consecuencias negativas, como la falta de sueño, retrasos en el trabajo o el gasto excesivo? ¿Descuidamos responsabilidades importantes debido a su uso? (uso excesivo a pesar de los problemas)

 

7)     ¿Mentimos a familiares o amigos sobre cuánto tiempo pasamos utilizando estas tecnologías o tratamos de ocultar nuestro uso? (engaño)

 

8)     ¿Las utilizamos para escapar de problemas personales o para aliviar emociones negativas como la culpa, la ansiedad o la depresión? (escape o alivio de un estado de ánimo negativo)

 

9)     ¿Hemos puesto en peligro o perdido relaciones significativas, oportunidades laborales, educativas o profesionales debido a estas tecnologías? (poner en peligro o perder relaciones, trabajo u oportunidades)

 

¿Cuáles son las consecuencias del uso problemático de las redes sociales?

 

El uso problemático de las redes sociales y otras tecnologías puede tener una serie de consecuencias negativas, entre las cuales se incluyen:

 

-Ansiedad: El uso problemático de las tecnologías puede desencadenar sentimientos de ansiedad. Esto puede manifestarse en preocupaciones excesivas sobre la actividad en línea, miedo a perderse información o eventos, o la necesidad constante de estar conectado.

-Insomnio: La exposición a la luz azul de los dispositivos electrónicos puede interferir con el sueño, lo que a menudo conduce a un aumento en el tiempo de uso y una reducción en las horas de descanso.

-Ruptura de relaciones cara a cara: El uso excesivo de internet puede llevar al aislamiento social.

-Dependencia: La dependencia se refiere a la necesidad compulsiva de utilizar las tecnologías. Las personas que desarrollan una dependencia pueden sentir una fuerte urgencia de revisar constantemente sus dispositivos, lo que interfiere en sus actividades diarias.

-Baja autoestima: La comparación constante con las vidas aparentemente perfectas que se muestran en las redes sociales puede socavar la autoestima.

-Estilos de afrontamiento improductivos: Utilizar las tecnologías como una vía para escapar del aburrimiento u otras emociones incómodas.

-Desplazamiento del mundo real: En algunos casos, el mundo virtual puede sustituir al mundo real, afectando la interacción cara a cara.

-Desarrollo de la nomofobia: Un miedo irracional a estar sin un teléfono móvil operativo.

-Pérdida de noción del tiempo: Las personas pueden pasar horas frente a una pantalla sin darse cuenta, lo que resulta en la falta de productividad en otras áreas de sus vidas.

-Sentimientos de enojo o estrés: Esto puede deberse a la pérdida de tiempo, conflictos con seres queridos o la incapacidad de cumplir con las responsabilidades.

-Impulsividad: Esto se debe a varios factores, como la inmediatez de la gratificación que ofrecen las tecnologías, la disponibilidad constante de estímulos en línea y la falta de restricciones en el entorno digital. Algunos estudios sugieren que el uso prolongado de las redes sociales puede disminuir la capacidad de una persona para resistir impulsos y tomar decisiones reflexivas.

-Disminución de hábitos saludables diarios: El uso excesivo de las tecnologías puede resultar en la falta de sueño, la interrupción de patrones de alimentación y la reducción de la actividad física. Esto afecta la salud general de las personas.

-Desatención de actividades de autocuidado: Las personas pueden descuidar actividades importantes de autocuidado, como dar un paseo, leer, hacer ejercicio o practicar la meditación, debido a su excesivo compromiso con las tecnologías.

-Falta de concentración: Dificultando la concentración en tareas importantes, ya que las distracciones en línea son constantes.

-Pérdida de memoria: La facilidad de almacenar información en dispositivos tecnológicos puede llevar a la pérdida de habilidades de memoria.

-Falta de empatía: El efecto de la tecnología y en concreto de las redes sociales en la empatía es un tema que merece un análisis más profundo.

 

¿Qué dicen algunos estudios sobre un uso más saludable de las tecnologías?

 

Algunos estudios, como el realizado por Michael Robb en su artículo sobre la adicción a la tecnología, destacan la importancia de la autoregulación para alcanzar un equilibrio en el uso de las tecnologías. Según Baumeistes et al. (2006), la autoregulación se asemeja a un músculo que se fortalece con el ejercicio. Investigaciones demuestran que el fortalecimiento de las habilidades de autoregulación puede ayudar a las personas a controlar su uso de nuevas tecnologías.

 Fomentar la educación y la conciencia sobre el uso de los medios, así como promover la autoconciencia y la realización de tareas de manera selectiva, son estrategias importantes. Establecer momentos y lugares para desconectar y priorizar las relaciones y conversaciones cara a cara también es esencial.

 Un enfoque equilibrado en el uso de las nuevas tecnologías brinda oportunidades para ejercer la autorregulación, mejorar las habilidades sociales y combatir la soledad, lo que hace que las personas sean menos propensas a desarrollar un uso problemático. El equilibrio no implica necesariamente reducir el uso de las tecnologías, sino más bien respetar la calidad de vida tanto en línea como fuera de línea.

Es esencial reconocer que, a medida que las tecnologías continúan evolucionando, también debemos adaptar nuestras estrategias para un uso saludable y equilibrado. La autorregulación, la educación, la conciencia y el fomento de relaciones personales son elementos clave en la búsqueda de un uso más saludable de las tecnologías.

El desafío radica en encontrar el punto de equilibrio entre la comodidad y utilidad que ofrecen estas herramientas y la necesidad de preservar nuestra salud mental, relaciones interpersonales y bienestar general. No se trata de eliminar por completo las nuevas tecnologías de nuestras vidas, sino de aprender a utilizarlas de manera consciente y equilibrada, de manera que enriquezcan nuestra existencia sin que se conviertan en una fuente de problemas.

En un mundo cada vez más digital, es vital reflexionar sobre nuestras interacciones con las tecnologías y tomar medidas para garantizar que sigan siendo una herramienta que nos aporte algo a nuestras vidas en lugar de dominarlas. Es por ello que el desafío de la era moderna reside en aprovechar al máximo las ventajas que ofrecen las nuevas tecnologías sin caer en un uso problemático que afecte negativamente nuestra salud y bienestar.

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